VIERA VIDENTE NO FURTHER A MYSTERY

viera vidente No Further a Mystery

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       El sueño es una segunda vida. No he podido penetrar sin estremecerme esas puertas de marfil o de cuerno que nos separan del mundo invisible. Los primeros instantes del sueño son la imagen de la muerte; un adormecimiento nebuloso embarga nuestro pensamiento y no podemos determinar el instante en que el yo, bajo otra forma, continúa la obra de la existencia.

       El ocultismo –escribe Amadou en su notable ensayo sobre el tema– es el conjunto de las doctrinas y de las acciones fundadas en la teoría según la cual, todo objeto pertenece a un conjunto único y posee con todos y cada uno de los elementos de dicho conjunto relaciones necesarias, intencionales, no temporales y no espaciales.16

Para ello emplea técnicas diversas y anuncia a Rimbaud y al surrealismo al pretender experimentar por la poesía el estado intemporal de la conciencia y el conocimiento absoluto. Entretanto, en el nivel impermanente de la percepción smart, sigue las reglas del juego, pero acentúa su distinción, se torna diferente, entregándose al influjo del mal, desvalorizando la realidad cotidiana y sufriendo o fingiendo que sufre, detrás de la sonrisa del dandy hipersensible, que gusta polarizar en su figura maldita el “asco y el horror universales”.

Acceder finalmente a una conciencia de la totalidad y a una perfecta espontaneidad creadora. En otras palabras, surrealismo equivale a un estado de conciencia en rebelión, que intenta penetrar el velo de la Maya y conocer lo infinito y, bajo ciertos aspectos, conforma una moderna secta de tipo gnóstico.

El hecho paranormal, la exaltación poética, la experiencia mística y la experiencia liberadora se determinan por el grado de profundidad a que accede la conciencia en su internalización hacia el punto de re­ferencia axil. Es necesario no confundir los planos, ni mezclar los órdenes experienciales. La percepción extrasensoria y la psicoquinesia, los sucesos “mágicos”, no trascienden los territorios de la psique. Conforman el grado más bajo de la escala y si bien en ese nivel visionario la conciencia puede recorrer y conocer las distintas direcciones del volumen tempoespa­cial, el conocedor y lo conocido permanecen en el mundo fenoménico, en el universo de los opuestos y las contradicciones. El nivel paranormal, el de los “poderes maravillosos”, los siddhis como lo llaman los hindúes, es el de las prácticas ocultistas, el nivel donde “funcionan” las correspondencias y se expresan los magos y los “dotados parapsíquicos”.

La vida mental por debajo de la conciencia es un vasto organismo compuesto de varios estratos. “Nuestra­ conciencia –escribió Maeterlinck– consta de más de un grado y si los verdaderos sabios sólo se preocupan de la conciencia más o menos inconsciente, es porque ella está a punto de tornarse divina.

La experiencia evaluativa­ del tiempo sustituye a esa supuesta dimensión intemporal a medida que declinan las facultades hoy consideradas “paranormales”. El hombre pierde la conciencia de la totalidad, y el triunfo de una de las formas de aprehensión lo confina en los estrechos límites de la percepción sensorial. De la visión indivisa se acentúan con specific nitidez las nociones de causalidad, de tiempo y de espacio, cercenando en la psiquis la imagen full del universo. El “Logos” desplaza gradualmente al “Mythos”. Lo invisible, lo infinito, se recorta en secciones, en planos, se escalona, mientras el “yo”, oscurece parte de sus facultades de aprehensión en los abismos de lo inconsciente.

Estos conceptos que recuerdan el regressus ad originem, provocado por magos y shamanes, se hallan condicionados para cualquier verificación objetiva, por la obtención de un nivel diferente de conciencia. Ouspensky propone al hombre la aventura no euclidiana de bosquejar una nueva gnoseología, frecuentando mentalmente el espacio multidimensional con el arma de una “lógica distinta”, el Tertium Organum. Para ello sería preciso desechar las leyes de identidad y contradicción, superar la dualidad del pensamiento ordinario, lograr la ampliación de la conciencia y remontar a tientas a partir del vacío y la oscuridad del éxtasis, la vía superhumana que conduce al mundo UNO de las causas.

Hay una vida superficial que mira hacia afuera y se nutre de la apariencia de las cosas y hay otra vida inside generalmente vaga e imprecisa que presiente dentro de sí misma un nivel remarkable de realidad. Cuando predomina la visión extravertida, el hombre no es más que el fariseo capaz únicamente de un entendimiento literal. Un ser en estado de sopor, que elogia, que teme, que presume y que sólo actúa por la satisfacción del mérito o la alabanza.

Rimbaud ha superado el nivel poético, ha luchado con los espectros y las larvas del nivel visionario y en algunos instantes ha alcanzado a poseer la verdad en un alma y un cuerpo.

Como el shamán, el poeta es también en alguna medida el “hombre diferente”, que crea sobre la fugacidad­ y reactualiza el sentido profundo de su ser, mediante palabras que describen vivencias y contenidos cognoscitivos que in illo tempore posibilitan la aprehensión de lo actual.

       Es posible pensar durante mil años; es posible escribir bibliotecas completas, crear montones de teorías y hacerlo todo sumido en el más profundo de los sueños y sin posibilidad alguna de despertar.

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La experiencia transformadora es fundamentalmente la misma en todas partes. Como dice Rodol­fo Otto es la “realidad de la profunda unidad del espíritu­ humano”, pero la capacidad de progresión del sujeto­ al avanzar learn this here now en los distintos niveles de la psique determina matices bien diferenciados.

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